Los actos de ser declarados justos, ser liberados del mercado de esclavos y ser adoptados como hijos, son tres actos de tipo jurídico o legal. Así queda registrado y así debe cumplirse. Desde ese momento la ley te percibe como inocente, libre e hijo, al margen de cómo tú puedas sentirte al respecto.
Es muy importante tener en cuenta este aspecto. Hay una dimensión objetiva y otra subjetiva. La objetiva es la que he mencionado anteriormente. Desde el punto de vista legal todo está solucionado y nada hay contra ti.
Pero desde el punto de vista subjetivo, aunque has sido declarado inocente puedes continuar sintiéndote culpable.
Desde el punto de vista subjetivo, aunque has sido liberado, puedes continuar manteniendo una mentalidad de esclavo y viviendo en real esclavitud.
Desde el punto de vista subjetivo, no importa que hayas sido adoptado como hijo y declarado heredero del Padre celestial, puedes continuar sintiéndote como indigno de ser ni siquiera un empleado de su casa.
Se trata, pues, de que aprendamos a vivir en nuestra realidad subjetiva, aquello que Dios ha conseguido para nosotros en el nivel objetivo. Creo que hay un ejemplo que puede ayudarte a entenderlo.
Cuando tras la guerra de secesión en los Estados Unidos la esclavitud fue abolida en 1863, desde el punto de vista legal y jurídico, automáticamente todos se convirtieron en hombres libres. Sin embargo, en la realidad del día a día, tuvieron que aprender a vivir como tales.
Nunca habían vivido en libertad ni actuado como hombres libres y todo en ellos, mentalidad, costumbres, cultura y entorno favorecía que continuaran viviendo como esclavos. De hecho, muchos nunca pudieron experimentar esa libertad que tenían. Algunos eran ignorantes del nuevo cambio legal, otros fueron forzados por sus antiguos amos a seguir viviendo en esclavitud, otros no querían vivir en libertad, preferían la predictibilidad de la vida que conocían.
Dios te ha declarado inocente, libre e hijo. Estos tres actos jurídicos están relacionados con la ruptura que sufrías en tu relación con Él. Forma parte del trabajo de restauración que está realizando para curar esa fractura. Sin embargo, que esto sea una realidad que experimentes en tu vida diaria puede ser que forme parte del proceso en que Dios restaure tu fractura interna. Pero eso, ya lo veremos más adelante.
Es muy importante tener en cuenta este aspecto. Hay una dimensión objetiva y otra subjetiva. La objetiva es la que he mencionado anteriormente. Desde el punto de vista legal todo está solucionado y nada hay contra ti.
Pero desde el punto de vista subjetivo, aunque has sido declarado inocente puedes continuar sintiéndote culpable.
Desde el punto de vista subjetivo, aunque has sido liberado, puedes continuar manteniendo una mentalidad de esclavo y viviendo en real esclavitud.
Desde el punto de vista subjetivo, no importa que hayas sido adoptado como hijo y declarado heredero del Padre celestial, puedes continuar sintiéndote como indigno de ser ni siquiera un empleado de su casa.
Se trata, pues, de que aprendamos a vivir en nuestra realidad subjetiva, aquello que Dios ha conseguido para nosotros en el nivel objetivo. Creo que hay un ejemplo que puede ayudarte a entenderlo.
Cuando tras la guerra de secesión en los Estados Unidos la esclavitud fue abolida en 1863, desde el punto de vista legal y jurídico, automáticamente todos se convirtieron en hombres libres. Sin embargo, en la realidad del día a día, tuvieron que aprender a vivir como tales.
Nunca habían vivido en libertad ni actuado como hombres libres y todo en ellos, mentalidad, costumbres, cultura y entorno favorecía que continuaran viviendo como esclavos. De hecho, muchos nunca pudieron experimentar esa libertad que tenían. Algunos eran ignorantes del nuevo cambio legal, otros fueron forzados por sus antiguos amos a seguir viviendo en esclavitud, otros no querían vivir en libertad, preferían la predictibilidad de la vida que conocían.
Dios te ha declarado inocente, libre e hijo. Estos tres actos jurídicos están relacionados con la ruptura que sufrías en tu relación con Él. Forma parte del trabajo de restauración que está realizando para curar esa fractura. Sin embargo, que esto sea una realidad que experimentes en tu vida diaria puede ser que forme parte del proceso en que Dios restaure tu fractura interna. Pero eso, ya lo veremos más adelante.
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