Pablo, el apóstol y seguidor de Jesús nos ofrece más consejos prácticos acerca de cómo podemos colaborar con Dios en su tarea de restaurar el universo a lo que pretendió que fuera y el pecado impidió.
DESARROLLAR EL CARÁCTER DE UN RESTAURADOR
El pasaje que podrás leer a continuación fue escrito por Pablo a los cristianos que se reunían en la antigua ciudad de Efeso, en la provincia romana de Asia, ubicada en la actual Turquía. En este pasaje el apóstol indica características que un agente de restauración debe desterrar de su vida y otras que debe esforzarse por cultivasr. Cuando leas el pasaje comprobarás que es eminentemente práctico.
Nada de acritud, rencor, ira, voces destempladas, injurias o cualquier otra suerte de maldad: desterrad todo eso. Sed, en cambio, bondadosos y compasivos los unos con los otros, perdonándoos mutuamente como Dios os ha perdonado por medio de Cristo. (Efesios 4:31 y 32)
Piensa en tu vida personal ¿Qué características rigen tu relación con tu entorno? ¿Actúa tu vida como agente de restauración o como agente de ruptura?
LA SIMPLE ESTRATEGIA DEL RESTAURADOR
El siguiente pasaje para tu consideración lo escribió Pablo a la comunidad cristiana que se reunía en Roma, la capital del Imperio Romano. Desde el principio mismo del cristianismo se desarrolló una viva y activa comunidad en aquella violenta y decadente ciudad. Las crónicas que nos han llegado de la antigüedad nos hablan de la violencia y dureza de la vida en la llamada caput mundi, la cabeza del mundo.
Es a cristianos que vivían en aquel contexto que el apóstol les escribe la estrategia para convertirse en agentes de restauración. Lee el pasaje.
Solidarizaos con las necesidades de los creyentes; practicad la hospitalidad; bendecid a los que os persiguen y no maldigáis jamás. Alegraos con los que están alegres y llorad con los que lloran. Vivid en plena armonía unos con otros. No ambicionéis grandezas, antes bien poneos al nivel de los humildes. Y no presumáis de inteligentes. A nadie devolváis mal por mal. Esforzaos en hacer el bien ante cualquiera. En cuanto de vosotros dependa, haced lo posible por vivir en paz con todo el mundo. Y no toméis la justicia por vuestra mano, queridos míos; dejad que sea Dios quien castigue, según dice la Escritura: A mí me corresponde castigar; yo daré a cada cual su merecido –dice el Señor- A ti en cambio te dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed dale de beber. Así harás que su cara enrojezca de vergüenza. No permitas que te venza el mal. Antes bien, vence al mal a fuerza de bien. (Romanos 12:13-21)
Las últimas palabras de Pablo son especialmente poderosas. Cada vez que hacemos el bien, por pequeño que este pueda aparecer, el mal retrocede. Cada acto de bondad impacto un universo roto del mismo modo que una llama, por pequeña e insignificante que sea, rompe, aunque simplemente lo haga de forma momentanea, la oscuridad.
Piensa de forma especial en las últimas palabras de Pablo ¿Qué significaría en tu experiencia actual el vencer al mal a fuerza de bien?